¿Por qué el 25 de abril cambió los derechos laborales en Portugal para siempre?
El 25 de abril de 1974 no fue solo el fin de una dictadura: fue el punto de partida para construir un país más justo, donde la dignidad de los trabajadores pasó a estar en el centro de las prioridades.
Con la Constitución de la República Portuguesa de 1976, el trabajo con derechos pasó a ser reconocido como uno de los pilares de la democracia. Los avances que siguieron transformaron profundamente el mundo laboral y dieron origen a muchas de las garantías que hoy consideramos esenciales.
Este artículo, en el marco de la celebración del 50.º aniversario del 25 de abril, explica de forma clara y accesible las 6 grandes conquistas laborales que surgieron tras la Revolución, y cómo siguen moldeando la vida profesional de millones de portugueses.
Antes de la Revolución de Abril, los trabajadores en Portugal vivían bajo un régimen represivo, sin libertad para organizarse ni reivindicar mejores condiciones. El sindicalismo estaba controlado por el Estado y la huelga era prácticamente ilegal.
Con la Constitución de 1976, todo cambió: la libertad sindical y el derecho a la huelga pasaron a estar consagrados como derechos fundamentales.
Esto significó que los trabajadores podían crear y afiliarse libremente a sindicatos, organizarse colectivamente y defender sus intereses laborales sin temor a represalias.
Desde entonces, huelgas organizadas en sectores como la función pública, la educación o la sanidad se convirtieron en una forma legítima de lucha. Organizaciones como la CGTP o la Fenprof desempeñan un papel activo en la defensa de los derechos de los trabajadores portugueses.
Consulta esta guía completa sobre los derechos del trabajador.
La negociación colectiva es una de las grandes conquistas del periodo posterior al 25 de abril y sigue siendo fundamental para proteger los derechos de los trabajadores.
En la práctica, permite que sindicatos y asociaciones patronales negocien conjuntamente condiciones laborales —salarios, horarios, subsidios, vacaciones— válidas para todos los trabajadores de un determinado sector.
Esto promueve la equidad y evita que las empresas compitan entre sí a costa de los derechos de sus empleados.
Ejemplo: El Contrato Colectivo de Trabajo de la Hostelería establece reglas comunes para todo el sector, aplicándose a empleados de diferentes empresas, desde hoteles de lujo hasta pequeños restaurantes. Así, incluso un trabajador de un negocio más modesto disfruta de las mismas garantías mínimas que uno de una gran cadena hotelera.
La creación del salario mínimo nacional fue un hito en la protección de los derechos laborales. Garantiza que ningún trabajador reciba una remuneración inferior a un valor base legal, promoviendo la justicia social y combatiendo la explotación.
Este valor es revisado anualmente por el Gobierno, junto con los socios sociales (sindicatos y asociaciones patronales), teniendo en cuenta factores como la inflación y la situación económica del país.
En 2025, el salario mínimo nacional en Portugal es de 870 € brutos mensuales. Se aplica a todos los trabajadores por cuenta ajena, salvo en contratos especiales de formación.
La exigencia de condiciones laborales seguras es una de las mayores victorias del periodo democrático. La ley determina que todos los trabajadores deben recibir formación y equipos de protección adecuados a su función.
Antes del 25 de abril, la protección en el lugar de trabajo era limitada o inexistente. Con la nueva legislación, las empresas pasaron a estar obligadas a garantizar condiciones seguras y saludables.
Ejemplo práctico: En el sector de la construcción, la Autoridad para las Condiciones del Trabajo (ACT) exige a las empresas que proporcionen cascos, botas de seguridad, chalecos reflectantes y formación continua en riesgos laborales.
Estas medidas no solo son obligatorias por ley, sino también una inversión en bienestar y productividad.
Una de las transformaciones más significativas fue la consagración de la igualdad de género en el trabajo. La legislación portuguesa prohíbe expresamente la discriminación salarial o profesional por razón de género.
Esto significa que hombres y mujeres deben recibir el mismo salario por el mismo trabajo y tener las mismas oportunidades de desarrollo y acceso a cargos directivos.
Organismos como la CITE – Comisión para la Igualdad en el Trabajo y el Empleo promueven:
La creación de un sistema universal de Seguridad Social fue una de las grandes victorias del Portugal democrático. Asegura protección a lo largo de la vida laboral del trabajador.
El sistema cubre a trabajadores por cuenta ajena, autónomos e inmigrantes con residencia legal, garantizando el acceso a prestaciones como:
También existen ayudas por invalidez, apoyo a familias numerosas y medidas específicas para colectivos vulnerables.
El mercado laboral ha evolucionado enormemente. Las empresas buscan agilidad. Los trabajadores valoran la flexibilidad y el equilibrio vida-trabajo.
En este contexto, el trabajo temporal es una herramienta moderna y útil. Bien regulado, puede ser una vía de acceso al empleo, una solución para fases concretas de la vida o incluso una puerta a la contratación indefinida.
Lea también: ¿Cuáles son los derechos de los trabajadores temporales en Portugal?
El trabajo temporal puede ser estratégico para empresas y candidatos:
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